No tenían un mano a mano desde el debate entre ambos que cambió el curso de la historia. El presidente, Joe Biden, recibió a su sucesor, Donald Trump, en el Salón Oval de la Casa Blanca para abrir una transición pacífica del poder, una tradición de la política norteamericana que quedó trunca hace cuatro años, cuando Trump se negó a reconocer su derrota, y se fue de Washington sin ver nunca a su sucesor.
El retorno al Salón Oval fue el punto cúlmine de una vuelta olímpica de Trump en Washington, en medio de los preparativos de su futura administración y los anuncios de los miembros de su gabinete. Antes de ir a la Casa Blanca, Trump se reunió con legisladores republicanos en el Capitolio, donde comenzaron a pulir la agenda de sus primeros días de gobierno luego de haber conseguido una “trifecta” en las elecciones presidenciales: capturaron la presidencia, el Senado, y la Cámara de Representantes. Elon Musk, que ha comenzado a tener un alto perfil en los preparativos para el nuevo gobierno trumpista, acompañó al presidente electo en su encuentro partidario en el Congreso.
Ante sus legisladores y la prensa que sigue sus pasos en la capital, Trump ya deslizó la idea de ir en busca de un tercer mandato presidencial, prohibido por la constitución. “Sospecho que no volveré a postularme, a menos que digan que es tan bueno que tenemos que pensar en alguna otra cosa”, dijo el presidente electo.
Luego de su paso por el Congreso, Trump fue a la Casa Blanca donde fue recibido por Biden en el Salón Oval. Ambos hicieron una muy breve declaración a la prensa antes de su encuentro a solas. Biden le dio la mano, lo felicitó, y le dijo que esperaba una “transición fluida”.
“La política es dura. En muchos casos, no es un mundo muy agradable, pero hoy es un mundo agradable. Lo aprecio mucho. La transición es muy fluida y será tan fluida como pueda ser”, respondió Trump ante los periodistas.
El gabinete
Antes de dejar el clima cálido de Palm Beach por el otoño de Washington, Trump terminó de completar su equipo de seguridad nacional con la selección de un veterano de las guerras de Irak y Afganistán y comentarista de la cadena de Fox News, Pete Hegseth, para liderar el Pentágono, la designación más rupturista y polémica en la lista del mandatario hasta el momento.
Hegseth es un trumpista puro. “Pete es duro, inteligente y un verdadero creyente en el principio de ‘Estados Unidos primero’”, dijo Trump en un comunicado. “Con Pete al mando, los enemigos de Estados Unidos están sobre aviso: nuestras fuerzas armadas volverán a ser grandiosas y Estados Unidos nunca se rendirá”, agregó.
Además de Hegseth, Trump designó al congresista Mike Waltz como asesor Nacional de Seguridad, a la congresista Elise Stefanik para servir como embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, y a John Ratcliffe para liderar la Agencia Central de Inteligencia (CIA, según sus siglas en inglés).
Waltz, que manejará los hilos de la política exterior del gobierno de Trump desde la Casa Blana operando como un segundo canciller, tiene una larga trayectoria militar. “Mike se retiró como coronel y es un líder reconocido a nivel nacional en seguridad nacional, un autor de gran éxito y un experto en las amenazas que plantean China, Rusia, Irán y el terrorismo global”, dijo Trump.
El flamante presidente electo también confirmó dos cargos claves para una de sus prioridades: la seguridad en la frontera. Trump designó a la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, al frente del Departamento de Seguridad Nacional, una de las agencias más grandes del gobierno federal, que supervisa la seguridad en los límites del país.
“Kristi ha sido muy firme en materia de seguridad fronteriza. Fue la primera gobernadora en enviar soldados de la Guardia Nacional para ayudar a Texas a combatir la crisis fronteriza de Biden, y fueron enviados un total de ocho veces”, dijo Trump en su anuncio. “Trabajará en estrecha colaboración con el “zar de la frontera” Tom Homan para asegurar la frontera y garantizará que nuestra patria estadounidense esté a salvo de nuestros adversarios”, apuntó.
Trump todavía no confirmó la designación de Marco Rubio como secretario de Estado, aunque esa elección tampoco ha sido desmentida luego de que fue anticipada por la prensa. De confirmarse, Rubio, un hijo de inmigrantes cubanos, se convertirá en el primer latino al frente de la diplomacia norteamericana.
Rubio que el presidente Javier Milei “es un aliado” de Estados Unidos y que Washington debería apoyarlo, y tiene además posturas duras contra las dictaduras regionales en Cuba, Venezuela y Nicaragua, y la amenaza de Rusia, Irán y China.
Trump también designó el martes a Musk y al exprecandidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy para liderar un nuevo “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, una iniciativa destinada a mejorar la eficiencia del gobierno y recortar gastos que operará fuera de las estructuras convencionales del gobierno, y a la que Trump comparó con el Proyecto Manhattan que lideró Robert Oppenheimer y terminó con la creación de la bomba atómica.
La Nación