En el último año, el dólar en el mercado no oficial en Venezuela experimentó un aumento notable del 40,33%. Así, alcanzó una tasa de 52,30 bolívares para el cierre de octubre de 2024, en comparación con los 37,27 bolívares de la misma fecha en 2023.
El comportamiento del dólar oficial fijado por el Banco Central de Venezuela (BCV) también es con tendencia al alza. Se incrementó el último año en 21,18%, con una tasa que pasó de 35,12 bolívares en octubre de 2023 a 42,56 bolívares en octubre de 2024.
La disparidad entre ambas tasas del dólar ha generado una marcada diferencia en el sistema cambiario nacional. La brecha entre el tipo de cambio oficial y el no oficial ha crecido de manera significativa en un año, situándose en un 22% al cierre de octubre de 2024, en contraste con el 6,12% registrado hace exactamente un año.
La tasa promedio del dólar como salvavidas
Esta diferencia ha intensificado la volatilidad en las transacciones comerciales y financieras en el país. Muchos sectores, incluyendo empresas y comercios, se ven obligados a ajustar sus cálculos y estrategias en función de esta tasa del dólar no oficial, que refleja de manera más inmediata los movimientos de la oferta y demanda.
Para intentar reducir las distorsiones en el mercado, se ha propuesto una tasa promedio que, al cierre del 31 de octubre de 2024, alcanza los 47,43 bolívares.
Para el economista Herson Acosta, esta tasa del dólar, aunque representa una cifra intermedia entre las dos referencias oficiales y paralelas, sigue siendo insuficiente para mitigar la inestabilidad generada por el sistema de múltiples tasas que actualmente rige en Venezuela.
“Este intento por equilibrar las fluctuaciones del dólar en el país es un reflejo de las dificultades que enfrenta la economía venezolana, donde la inflación y la devaluación acelerada del bolívar complican cada vez más las transacciones cotidianas. Además, la única tasa legal en el país es la del BCV, pero es sinónimo de pérdidas para todas las empresas”.
Contexto e historia de la realidad cambiaria en Venezuela
Desde hace años, la economía venezolana se ha visto afectada por un proceso de devaluación crónica y por una inflación sostenida que han debilitado el poder adquisitivo del bolívar. En un intento por controlar esta situación, el BCV estableció controles cambiarios y fijó una tasa del dólar oficial.
“Sin embargo, la creciente demanda de dólares y la limitada oferta oficial llevaron a la proliferación del mercado paralelo. Cuyo valor fluctúa rápidamente en función de las condiciones del mercado”.
A lo largo del tiempo, esta situación ha dado lugar a una dolarización informal en diversos sectores de la economía, que afecta tanto a consumidores como a comercios.
Muchos precios del dólar en el mercado local, desde alimentos y productos de primera necesidad hasta bienes y servicios, son indexados a la tasa del dólar paralelo, lo que incrementa su costo en bolívares y dificulta el acceso para buena parte de la población.
“La ampliación de la brecha entre la tasa oficial y la no oficial también afecta a las empresas, que deben lidiar con la dificultad de planificar y presupuestar en una moneda nacional que pierde valor constantemente. Los comerciantes, a su vez, ajustan sus precios según el dólar paralelo para mantenerse competitivos y cubrir sus costos, lo cual impacta negativamente el poder adquisitivo de la población y reduce la accesibilidad a productos y servicios”, destacó Acosta.
El economista indicó que la creación de una tasa promedio busca reflejar de manera más fiel el valor del dólar en la economía venezolana. Pero la compleja dinámica cambiaria del país continúa siendo un desafío significativo. La diferencia creciente entre ambas tasas sigue erosionando el poder adquisitivo. Además, plantea dificultades importantes tanto para los consumidores como para el sector empresarial en el país.
El Carabobeño