El Gobierno de Nicolás Maduro reinició las rondas de diálogo con la administración Biden bajo la intención de “mejorar las relaciones”, de acuerdo con el anuncio del jefe de la delegación venezolana, Jorge Rodríguez.
El primer encuentro, celebrado este miércoles, fue a través de videollamada, sin embargo, El Tiempo reseñó que la próxima semana se concreten los encuentros presenciales en los que México podría ser la sede.
En ese caso, EE. UU. buscaría asegurar que Maduro ejecute la elección sin suspenderla ni inhabilitar al candidato. El gobierno, por su parte, busca obtener la garantía de reconocimiento de la comunidad internacional si logra controlar la elección por vía de la ingeniería electoral que ha diseñado.
“Después de esta primera reunión acordamos la voluntad de ambos gobiernos de trabajar de forma conjunta para ganar confianza y mejorar las relaciones”, dijo Rodríguez tras añadir que otro punto alcanzado fue “mantener las comunicaciones de manera respetuosa y constructiva”.
Sobre las negociaciones, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca dijo a la agencia Efe que saludaba el diálogo de buena fe, aunque reconoció que el camino hacia el cambio democrático en Venezuela no será una tarea fácil: “Damos la bienvenida al diálogo de buena fe. Somos conscientes de que el cambio democrático no será fácil y requiere de un compromiso serio”, afirmó.
Así las cosas, el nuevo acercamiento entre Washington y el chavismo se da a pocas semanas de las presidenciales y, según el último estudio de la consultora Datincorp, el candidato opositor para las presidenciales Edmundo González cuenta con 62 por ciento de aprobación, frente a un 20,33 por ciento de Maduro. Para los analistas, estas cifras y el tiempo en el que ocurre el diálogo entre Estados Unidos y Venezuela es clave.
“Esto podría ser un factor determinante para este acercamiento sorpresivo, no porque Maduro piense que va a remontar, sino porque necesita negociar su salida”, dijo el politólogo Carlos Zambrano.
El Tiempo reveló que uno de los puntos a discutir en este nuevo proceso será la petición de Caracas de eliminar la recompensa de 15 millones de dólares por la captura de Maduro, entre otras condiciones de llegar a perder las presidenciales.
Maduro insistió el lunes que quiere dejar la confrontación con Washington y que, incluso, le gustaría el regreso de la embajada de ese país a Caracas y el regreso de las sedes consulares de Venezuela en suelo estadounidense.
A diferencia de encuentros e iniciativas anteriores, la oposición parece solo espectadora en este nuevo capítulo entre Caracas y Washington. El Tiempo conoció que, si bien la Plataforma Unitaria está enterada del proceso, por el momento no es parte de la conversación. Se espera que entren al proceso apenas a finales de esta semana o inicios de la otra cuando se concrete una reunión presencial.
Como delegados de la oposición estarán el jefe negociador de la oposición, Gerardo Blyde, y Luis Aquiles Moreno. Además, se espera la participación de un tercero. Por el chavismo, además de Rodríguez, estará el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez. “La comisión negociadora estará trabajando para contribuir a crear el clima de respeto de las reglas democráticas y estar pendiente de cualquier diálogo que realmente ayude a la normalidad institucional y a la normalidad de las elecciones”, dijo el martes Ómar Barboza, secretario ejecutivo de la Plataforma.
Para Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis, para que una negociación se concrete, es fundamental el intercambio de cosas de ambas partes.
“No hay ninguna posibilidad de que eso ocurra sin que ambas partes crean que están ganando algo que vale más que lo que entregan. El solo hecho de que el gobierno de EE. UU. y el gobierno de Venezuela arranquen de nuevo una negociación bilateral alrededor del evento electoral significa que ambas partes creen que pueden ganar algo mejor que lo que tienen”, escribió León en X.
León explicó que lo más probable es que ambos crean que van a triunfar en la elección, aunque no necesariamente de la misma manera. “En ese caso, EE. UU. buscaría asegurar que Maduro ejecute la elección sin suspenderla ni inhabilitar al candidato. El gobierno, por su parte, busca obtener la garantía de reconocimiento de la comunidad internacional si logra controlar la elección por vía de la ingeniería electoral que ha diseñado”.
Caracas y Washington rompieron relaciones en 2019 cuando la administración de Donald Trump desconoció al mandatario chavista y apoyó la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino, una estrategia que no funcionó para desplazar a Maduro al cargo.
Agencias / Versión Final