El cultivo de tabaco en Venezuela se convirtió en una actividad que emplea a miles de personas y que dinamiza la economía de varias localidades, donde hay familias que se dedican a este negocio, en algunos casos, desde hace varias generaciones, mientras que otros productores se han sumado en los últimos años.
En el país hay 194 productores tabacaleros, un 88,3 % más que hace dos décadas, según dijo a EFE el presidente de la Asociación Venezolana de Cultivadores de Tabaco (Avenculta), Rafael Russián, quien explicó que en el país hay zonas que dependen únicamente de este sector y sus economías se dinamizan y se mueven por esta actividad.
Él, como otros productores en el país, trabaja en alianza con Cigarrera Bigott -miembro del grupo British American Tobacco-, que calcula que, en Venezuela, unas 4.000 personas «dependen, en gran medida, de la siembra» de tabaco.
Tradición tabacalera
En 2003, con 21 años de edad, Russián, quinta generación de productores de su familia, empezó a gestionar la hacienda fundada por su abuelo en 1959, ubicada en el estado Cojedes (noroeste).
En su unidad de producción, cultiva tabaco en alrededor de 40 hectáreas, dependiendo de las condiciones de cada ciclo.
En 2023, su producción cerró en 86.000 kilos, un 7,5 % más respecto al 2022, cuando fue de 80.000, indicó el presidente de Avenculta, quien prevé alcanzar los 110.000 kilos en 2024.
Atribuyó esta proyección optimista al trabajo junto con expertos de Bigott, quienes han apoyado a los productores en el desarrollo de «nuevas variedades de semillas» y «nuevos métodos de fertilización».
Cigarrillos con tabaco nacional
De hacer algunas importaciones hasta hace siete años, hoy más del 95 % del tabaco que Bigott utiliza en la producción de cigarrillos es venezolano, que se siembra «en distintas partes del país», señaló Benzo.
Explicó que la empresa otorga financiamientos a través de alianzas a los tabacaleros, quienes tienen la garantía de que su producción será adquirida en su totalidad por la compañía.
El año pasado, la producción nacional superó los 3 millones de kilos, un aumento de más de un 7 % respecto a los 2,8 millones de 2022, de acuerdo con cifras de la empresa.
Para 2024, prevé un incremento mayor, impulsado por un crecimiento en la demanda de cigarrillos, por lo que un equipo encargado de Bigott visitó el año pasado zonas del país en busca de «nuevos productores», mientras invierte «en los actuales para aumentar su capacidad de producción», agregó.
Desafíos
Russián afirmó que uno de los problemas más graves que enfrentan es el contrabando, que amenaza con «destruir el mercado nacional», ya que el 32 % del tabaco que se consume en el país se consigue por esa vía, según una reciente medición de Bigott.
Ante esto, prosiguió, el sector ha conversado con el Estado para hacer alianzas y frenar el contrabando, que «está perjudicando a todos».
Ante esto, el sector ha conversado con el Estado para «hacer alianzas» y frenar el contrabando, que «está perjudicando a todos», tras lo que las autoridades se han comprometido a eliminar esta actividad ilícita, mediante operativos e incautaciones.
También señaló como un desafío que enfrenta su generación de productores el cambio climático, que «cada día se hace un poco más complicado».
Sin embargo, así como sus antepasados, esta y las siguientes generaciones de productores van a enfrentar muchísimos retos que deberán vencer para continuar con esta actividad.
«Todas las generaciones han sido distintas y todas han tenido su complejidad, (…) y, precisamente, podernos adaptar al cambio es lo que nos ha permitido, hoy en día, seguir en esto, y esperemos que nuestros hijos lo sigan haciendo. Ellos tendrán sus propios desafíos», agregó Russián.
EFE