Las próximas dos semanas serán decisivas para determinar el escenario electoral en Venezuela, en momentos en que el régimen maniobra para imponer a su propio rival en los comicios tras prohibir la candidatura de la popular opositora María Corina Machado.
Las maniobras del régimen, que han estado acompañadas por arbitrarias detenciones de activistas y de integrantes de la campaña de Machado, amenazan con hundir el plan que pactó con la administración de Joe Biden para que Venezuela pueda recuperar la democracia. Washington ya ha advertido que restaurará las sanciones contra el país petrolero si Maduro no cambia de rumbo, pero hasta ahora el líder socialista no ha dado su brazo a torcer.
Machado, entre tanto, tiene una gran decisión que tomar en los próximos días, luego que el régimen adelantara la fecha de las elecciones para el 28 de julio y para entre el 21 y 25 de marzo el plazo de inscripciones ante el Consejo Nacional Electoral, organismo que controla totalmente.
“El adelanto fue para forzar a María Corina Machado a que nombrara a quien va a ser su sucesor dado a que el régimen reiteró su inhabilitación,” dijo desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma InterAmerican Trends. “Ella ahora tiene entre esta semana y la próxima para decidir qué es lo que va a hacer”.
Machado, quien ha prometido llevar su lucha hasta el final, fue seleccionada como la candidata presidencial de la oposición en unas primarias donde obtuvo el 92% de los votos.
Ese resultado, aunado a encuestas que aseguran que ella obtendría entre el 70% y el 80% de los votos en una elección presidencial contra Maduro, generó gran nerviosismo dentro del régimen, que terminó decidiendo cambiar el juego para que el gobernante enfrente en las urnas a un rival mucho menos popular.
Según versiones de prensa, el régimen ha estado preparando el ambiente para que Maduro compita contra el gobernador de Zulia y ex candidato presidencial Manuel Rosales, un impopular dirigente que sería mucho más fácil de derrotar por Maduro.
Pero Machado continúa rechazando la posibilidad de que algún opositor tome su lugar.
“Óiganme bien, aquellos que están hablando de sustituto, les tengo una sorpresa, sí, aquí sí hay un sustituto, el que va a sustituir a Nicolás Maduro que soy yo”, dijo la exdiputada frente a decenas de simpatizantes en el estado Barinas. “No nos vamos a calar imposiciones, arbitrariedades ni farsas, nosotros defendemos nuestro derecho a elegir y a elegir a la persona que el pueblo decidió”.
El régimen, sin embargo, tampoco está dando señales de estar dispuesto a ceder.
Algunos analistas piensan que ante el hecho de que el juego parece estar trancado, las partes podrían tratar de entablar algún tipo de diálogo en aras de un eventual acuerdo para que Machado pueda competir a cambio de garantías de que Maduro y sus allegados no sean perseguidos en Venezuela en caso de que ella ganara las elecciones.
No obstante, el poco tiempo que queda dificulta un entendimiento de ese tipo.
Maduro, cuya popularidad ronda por el órden de un solo dígito, busca las elecciones en un intento de recuperar la legitimidad perdida durante el fraude electoral del 2018, que llevó a Estados Unidos y a más de 50 países a declarar que el gobernante usurpaba la presidencia de Venezuela.
Pero una elección realizada este año sin la participación de Machado haría muy poco para generarle a Maduro legitimidad.
“No le va a funcionar”, dijo desde Miami el asesor político Aquiles Esté. “Está repitiendo los mismos pasos que dio en el 2018 y el régimen está en proceso de pasar de una dictadura a una tiranía”.
Según Esté, el régimen no es que se prepara para cometer fraude en las elecciones, sino que “el fraude ya empezó”.
El concepto de tiranía cobra fuerza en momentos en que el régimen continúa ejecutando una serie de arrestos tras haber denunciado que sus adversarios ha estado conspirando para sacar al régimen por la fuerza.
Entre los arrestados se encuentran personas cercanas a Machado, incluyendo a Emill Brandt, un coordinador de campaña que fue detenido la semana pasada.
“Rechazamos, de manera contundente, los delitos que le imputa el Ministerio Público a nuestro director regional a través de la Fiscalía, porque los mismos son utilizados como un método para judicializar el derecho a la disidencia política, las actividades de campaña de forma cívica y pacífica de la ruta electoral legítima que queremos los venezolanos”, expresó el equipo de campaña de Machado en un comunicado.
El equipo de la exdiputada liberal exigió la “libertad inmediata” de Brandt, así como de Luis Camacaro, Juan Freites y Guillermo López, jefes del comando de campaña de Machado en los estados Yaracuy, La Guaira y Trujillo, respectivamente, detenidos en enero, y de Víctor Venegas, secretario político de Vente Venezuela, el partido de Machado, en Barinas.
Además, pidió a los organismos nacionales e internacionales defensores de los derechos humanos estar alerta ante el “desmedido acoso al que están sometidos los dirigentes y ciudadanos” que quieren “un cambio de gobierno”.
El Nuevo Herald