De cara a las elecciones presidenciales, Monseñor Jesús González de Zárate llamó al “cese de la persecución de quien piensa distinto, la violación de los derechos ciudadanos como mecanismo de control político, y la inhabilitación como medio de exclusión”
Hace años la Iglesia venezolana viene alzando la voz contra las reiteradas violaciones a los derechos humanos perpetradas por la dictadura de Maduro, así como para exigir una mejor calidad de vida para una población sumida en una grave crisis humanitaria. Este año, con unas cuestionadas elecciones presidenciales por delante, no es la excepción.
Con motivo de la Cuaresma, monseñor Jesús González de Zárate, Arzobispo de Cumaná y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, brindó una entrevista en la que habló de este tiempo del año litúrgico cristiano, pero también de la dura realidad que atraviesa Venezuela.
Según opinó, y de cara a las elecciones anunciadas por el chavismo para el 28 de julio, éste será “un año decisivo para la democracia” de Venezuela.
González de Zárate explica que la Cuaresma es un camino en el que Dios educa a su pueblo para que “abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida”: “Esta invitación es de gran actualidad para todos los venezolanos”.
En ese sentido, citó al papa Francisco al indicar que el camino de la esclavitud a la libertad consiste en ver y aceptar la realidad en toda su complejidad y dramatismo: “Así como el Señor le dijo a Moisés en el desierto: ‘Yo he visto la opresión de mi pueblo… Sí, conozco muy bien sus sufrimientos’. Los venezolanos estamos llamados a reconocer adecuadamente nuestra realidad, dejarnos interpelar por ella, y actuar conforme a las exigencias de esa realidad”.
Consultado sobre la visión de los obispos venezolano sobre la realidad del país, el presidente de la Conferencia Episcopal recordó que el pasado mes de marzo los obispos nacionales manifestaron su dolor al “constatar el sufrimiento del pueblo venezolano en materia de salud, educación, alimentación, bajos salarios, corrupción”.
“Más aún, de forma clara dijimos que todo esto constituye una flagrante violación de los derechos humanos, que desdeña su condición de ciudadanos e hijos de Dios. No hay duda que en el presente momento histórico el sufrimiento de nuestro pueblo es grande y los desafíos de Venezuela son enormes. Y no podemos permanecer indiferentes ante esta realidad”, remarcó González de Jesús.
Y agregó: “Como lo sugiere el Papa, en este tiempo de Cuaresma somos llamados a encontrar nuevos criterios de juicio y de acción, tanto a nivel personal como social. Para los venezolanos debe ser un tiempo de pequeñas y grandes decisiones, capaces de transformar la cotidianeidad de las personas y de la vida social (...) Hace falta coraje para pensar, reflexionar, discernir lo que es bueno y lo que no lo es”.
Con relación a las elecciones que se desarrollarán este año en el país, el arzobispo de Cumaná dijo que “es un año decisivo para la democracia en nuestro país”: “Todo proceso electoral constituye una ocasión singular para que el pueblo venezolano, en quien según el artículo 5 de la Constitución reside de un modo intransferible la soberanía, pueda decidir su destino a través del sufragio”.
Afirmó, no obstante, que la aspiración generalizada de la población es la realización de unas elecciones presidenciales “conforme a las garantías contenidas en la Constitución y las leyes, y que conduzca a los grandes cambios que necesita nuestra nación”.
Según destacó, “la vocación política del pueblo venezolano es democrática”.
En momentos en que se están deliberando las candidaturas, con opositores inhabilitados, jueces designados por el régimen, y una constante persecución contra la disidencia venezolana, González de Jesús envió un mensaje claro: “Como lo afirmamos los obispos en nuestra Exhortación Pastoral en el mes de enero, el proceso electoral debe ser una oportunidad para fortalecer los valores democráticos. Ello requiere el respeto de todos, de sus ideas y posiciones, y derechos políticos; pero, ante todo, motivar la participación activa del pueblo, verdadero sujeto de la sociedad que soñamos”.
“Un proceso electoral democrático requiere de la valentía de la conversión, por la cual salgamos de la esclavitud de los repetidos planteamientos y promesas falsos presentados como verdad, el cese de la persecución de quien piensa distinto y la violación de los derechos ciudadanos como mecanismo de control político, la superación de la confrontación, el descrédito y la inhabilitación como medio de exclusión”, concluyó.
En varias oportunidades las principales figuras del chavismo han arremetido contra la Iglesia venezolana por sus críticas por la grave crisis del país.
Infobae